Insólito acto de «festejo» del gobierno
Tras sufrir un duro revés electoral en las elecciones legislativas nacionales del pasado domingo 14/11
MUNDO DE HOY | RADIOSAG CADENA SAG BUENOS AIRES | 17 noviembre 2021
No se asumió la derrota electoral. A pesar de haber sufrido una derrota electoral sin precedentes en la historia electoral del partido gobernante – que ocupa un lugar central cuasi hegemónico por su capacidad de movilización dentrpo el escenario político argentino desde mediados de la década de los años ´40 – sufrida el pasado domingo 14 de noviembre.
Muy por el contrario, el peronismo (experto en la construcción de «relatos» explicativos del pasado, del presente y del futuro del país que gobierna de una u otra manera desde hace 6o años – ya sea presidiendo el Poder Ejecutivo, ya sea dificultando su ejercicio en las escasas ocasiones en las que le tocó ser oposición de múltiples formas y maneras (desestabilización institucional, movilizaciones, cortes de rutas, paros sindicales eternos, etc…- convocó para la pasada jornada a un gran «acto de celebración del triunfo electoral» – recomendamos leer la nota e infografía que presenta hoy el Diario La Nación de Buenos Aires, explicativo de la realidad que arrojó el resultado de las urnas en la reciente elección legislativa nacional -.
Con su habitual «liturgia movilizadora de masas», cánticos tradicionales y la violencia entre burlona y despreciativa del que no piensa «conforme el ideario de principios peronistas» y la recurrente apelación a la frase «todos unidos triunfaremos», nuevamene quien preside (lo preside realmente él?) eligió libremente dirigirse a «su militancia«, más allá que le guste repetir una y otra vez que es el «presidente de todos y todas los argentinos y argentinas» (sic), dirigiéndose con su habitual tono burlón, despreciativo «cancherito de barrio porteño» y de burla irónica y despreciativa hacia todos quienes no piensan como él supone que se debiera pensar, mostrando una vez más (y van… ) que el partido gobernante no piensa en diálogo, desconoce el concepto de concordia, jamás procuró la paz, revela su esencia natural de intolerancia y – una vez más – sitúa a toda una nación ante un precipicio de odios y rencores del que – pareciera – se hace cada vez más difícil salir airosos.
Por supuesto: acompañado del habitual silencio de quienes consagraron su vida a predicar a Cristo Rey, como pastores de un pueblo que sufre toda clase de consecuencias y efectos propios de un modo de gobernar, concibiendo el ejercicio del poder como apropiación por «derecho propio» de intepretar para su propio beneficio aquello que es bueno para la patria, y aquello que no lo es. Casualmente, quienes ocupan el espacio de «aquello que no representa la patria» son los únicos responsables – en el discurso y relato de un presidente perdido, alienado de la realidad y que conduce peligrosamente «a la deriva» a la Nación argentina, de provocar la situaciones de pobreza, miseria, aislamiento completo del mundo y del concierto de las naciones civilizadas, y que dejará nuevamente un profundo legado de rencores, odios y divisiones entre sus ciudadanos.
Silencio, cobardía, corrupción y falta de compromiso en predicar la verdad: una combinación muy «explosiva», que ha demostrado en la historia de la humanidad que cuando se dió en un tiempo y lugar concretos, generó traumáticas experiencias para la humanidad entera. Dios no lo permita aquí. Al menos, Él.